Vicente Puchol
Vicente Puchol

El autor dice sobre su obra

 

El escritor se enfrenta al ocultamiento de las apariencias, de las máscaras humanas y, desasosegado por una realidad que repudia, investiga, satiriza, ríe hasta el sarcasmo o, simplemente, deja tan solo sonreír a su razón. Para ello solo cuenta con el folio que le aguarda incitante para vengarse de las injusticias de la suerte, como dijo Stendhal, o construir otra realidad sin apariencias y sin máscaras, denunciando la turbiedad del mundo, su inmoralidad, o su abyección, y condenarlas sin paliativos, como dijo de una de mi novelas, “Germánico”, Santos Sanz Villanueva. En este momento histórico del mundo en que la información global permite poner en la picota a los hombres y las mujeres que, en la administración pública o en las cimas de las fuerzas económicas, hacen prevalecer sus intereses individuales a los de la comunidad, surgen toda clase de movimientos reivindicativos, como el significativo de los “indignados”. ¿Qué hacen los escritores? ¿Dar carnaza, sometidos al mercado, a una masa de lectores inconscientemente ávidos de otra realidad, de un remedio, tal vez? ¿O hacer sus plumas tan iluminadoras como las antorchas de Tristán? El arte literario, como las demás artes, sirve a los hombres para convertir en luz los puntos negros de la realidad, y darles el placer auténtico que procura la verdadera amistad, el verdadero amor, y enaltecer sus sufrimientos, purificando la humanidad de los horrores que la oprimen sin tregua, aboliendo el esplendor idolátrico del poder, el dinero y el sexo, haciendo girar el rostro de la humanidad hacia el amor universal. La ética es la columna vertebral de la obra de arte. Sin ella, el lector no puede asentir a lo que exprese el autor, a menos que el autor se distancie de lo que escribe  o tácitamente muestre su disconformidad. Por ello, en todas mis novelas, la preocupación por la justicia moral y económica ha sido mi hilo conductor y ha permitido que sobre la descripción de las injusticias y atropellos de los hombres, se proyecte la luz, la voz del escritor.

 

Vicente Puchol.