Vicente Puchol
Vicente Puchol

Han dicho sobre su obra

 

En la Historia y Crítica de la Literatura Española de F. Rico dice Santos Sanz Villanueva: “Vicente Puchol es uno de los más vigorosos cultivadores en nuestro país de una narrativa de raíz alegórica y tono, a veces, kafkiano. Sus novelas, densas, simbólicas e inclinadas a relación de inventivos episodios, contienen una fuerte dimensión crítica de valores morales y sociales de nuestro tiempo”.

 

- Del artículo de Santos Sanz Villanueva  (uno de los más prestigiosos críticos literarios españoles contemporáneos)  sobre Germánico  publicado  en el Diario 16,  el 5-10-89: “Bastantes escritores con obra estimable, a veces incluso de amplias dimensiones, no alcanzan repercusión pública al no entrar en la breve nómina de celebridades elaborada por la prensa, el medio más relevante en este sentido. Esto ocurre con Vicente Puchol, un valenciano de fuerte personalidad en sus dos primeras novelas, Crates emancipa a Crates (1981) y El Gran Danés (1983). (…) Aquellas dos obras perfilaban a un escritor con un proyecto literario bien definido que sumaba una técnica heredera de Kafka y un acusado propósito de denuncia. (…) [En Germánico] la historia central está salpicada de observaciones que afectan al conjunto de la vida actual. (…) Puchol no relata un caso real, ni siquiera probable o posible, sino que crea un orbe presidido por una intencionalidad moral. En efecto, lo que queda después de ese implacable e inventivo testimonio es la estampa de una generalizada degradación de valores. A la inmoralidad de los negocios se agrega la inautenticidad de las personas y sobre dicha estampa se proyecta la luz, la voz del escritor. Puchol, de esta manera, se inscribe en la categoría de los autores que practican una actividad moralizadora que después de descubrir y describir unos usos abyectos los condenan sin paliativos. El de Puchol es un moralismo estricto, pero su relato evita la lección explícita y su continente no es severo. Al contrario, la burla, el humor y el despropósito forman parte habitual de esta dura crónica de turbios negocios y de perversas costumbres”.

 

 En la contraportada de la novela Germánico su editor Juan de Dios Leal afirma: “Vicente Puchol es uno de los novelistas más singulares que han surgido en España en los últimos años. Desde su Crates emancipa a Crates (Prometeo 1981) hasta su Gran Danés (Argos Vergara) se ha destacado por la implacable sátira de la sociedad, su particular sentido del humor y una fresca literatura llena de sorpresas y aventuras, heredera no sólo de nuestra literatura picaresca, sino también de la tradición teatral popular (…) [Vicente Puchol] analiza la sociedad actual con la brillantez y audacia sólo comparables a la maestría de un Thomas Sharpe o un Martin Amis".

 

- Del artículo en El País del 22 de enero de 1984 de Alfredo Bryce Echenique titulado “Notas sobre un nuevo gran autor”: “Su primera novela (Crates emancipa a Crates), personalísima, llena de humor al mismo tiempo que de todos los ingredientes de una gran pesadilla imposible de despegar del mundo en que vivimos. (…) [En El gran danés ] el humor es aquí la sonrisa de la razón (…) vela la realidad para sugerirla con mayor eficacia. Y, en efecto, la mayor originalidad de la novela radica en el juego entre la realidad y la irrealidad (…) se consigue artísticamente la representación simbólica de una de las características de la vida: la ocultación y el engaño de las apariencias. Siguiendo esta técnica, haciendo de ella magistralmente un método de novelar, un doble juego de herramientas de trabajo, Vicente Puchol nos hace penetrar en (…) un divertimento satírico que encierra la expresión de una burla social definitiva.(…) Y en medio de todo esto, la maravillosa capacidad del autor en la composición de algunas escenas. (…) Y a lo largo de toda esta excelente novela resalta la manera en que cada personaje toca el instrumento que le ha puesto el autor y emite los sonidos adecuados para que el conjunto produzca una gran armonía artística que, a fin de cuentas, de eso es de lo que se trata”.

 

Carlos Bousoño, en una conferencia en la Lonja de Valencia, el 16-5-89 dijo públicamente: “Su primera novela, Crates emancipa a Crates, fue la tardía revelación de un escritor con una imaginación desbordante, capaz de grandes concepciones. En la segunda, El Gran Danés hay páginas escritas con una exactitud matemática, y una metaforización de la falsedad de las vidas humanas guiadas idolátricamente por el poder y el dinero. En la tercera, Germánico , el autor, con la armadura, perfectamente trabada de la novela negra, nos da una visión del mundo: algo que nunca se ha hecho hasta aquí, que yo sepa. En la última, Alguien soñó sobre una piel de toro, existe un tratamiento del lenguaje modélico, capaz de competir con los clásicos, y la construcción de una república fundada por todos los exiliados de la España nacional-católica, donde la imaginación se eleva tan alta como las torres y los minaretes de la ciudad estado imaginada en el norte de Africa”.

 

- En la "Història i Literatures" de Joan Oleza y Josep Ll. Sirera publicado por Institució Alfons El Magnànim del Institució Valenciana D'Estudis I Investigació (1985): "Vicente Puchol (Valencia, 1932), quién ha escrito dos novelas seguidas, Crates emancipa a Crates (1982) y El Gran Danés (1983), la última ha obtenido el Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana, parece haber comenzado a descubrir una potente capacidad el narrador, que de forma similar a Kafka, posee fuerza narrativa, imaginación de diferentes escenarios e indudable vocación por la simbología".

 

Crítica del Diario ABC del 3-04-82: “En Crates emancipa a Crates sentimos el absurdo existencial de Kafka, la angustia de escritores rusos, la ironía punzante de George Orwell, la sobriedad narrativa y el rigor intelectual de Camus. (…) Cada palabra, cada línea, cada párrafo, sirve fielmente, eficazmente, el propósito narrativo de un armazón complejo. De ahí que su lenguaje sea tan pronto afilado y ágil como denso y de una solemnidad notarial. Es un estilo flexible, articulado a las necesidades. Y también acierta a expresar con crudeza o candor, la dimensión poética y simbólica de esa gran fábula”.

 

 -   En el prólogo de la novela “Crates emancipa a Crates” del año 1982 Francisco Brines comenta: “Nuestro autor, en la novela, siempre habla desde el conocimiento de la  vida. (…) ”Crates emancipa a Crates” es una novela sobre la soledad radical del hombre, sobre su desvalimiento último, y que rebosa inteligencia y humor. Muchas son sus cualidades, como la admirable capacidad mostrada en el desarrollo de la intriga (de ahí que nos arrastre siempre su lectura) o la muy diversa y abundante imaginación que han exigido las situaciones y los tipos. (…) Esto indica cuán certeramente ha atinado el autor en comunicarnos la angustia que al hombre de hoy le corresponde. (…) Y ello, más allá de cualquier sistema político que la pueda sustentar.(…) El resultado no es sólo, una excelente novela, sino algo todavía mucho más valioso: el gozoso descubrimiento de un novelista.”

 

Reseña de J. Alvarez en el “Diario de Valencia” del 9-02-82 titulada “La emancipación de Crates y el enmascarado”: “Crates emancipa a Crates es, según nos comentaba la otra noche Juan de Dios Leal, 'una novela crucial, un libro tan importante -para mí- como Cien años de soledad'. Que lo diga Juan de Dios Leal es significativo. Que lo repita Francisco Brines es claramente sintomático”.

 

Del artículo de Fernando Arias en la “Hoja del Lunes” del 10 de julio de 1989 titulado “Más allá de la novela policíaca”: “Vicente Puchol profundiza en la relatividad moral alcanzando cotas filosóficas (…) [Posee] su propio mundo, su propia estética y su propio lenguaje (…) [en todas sus novelas], por medio de la confrontación de un individuo (…) con una sociedad ambigua, enmascarada por las convenciones o los códigos establecidos, corrupta y determinante. A otro nivel, la agilidad e ingenio de los diálogos, la densidad e intensidad de todas sus novelas, el lenguaje eficaz, oscilando entre el propio del realismo y el de la farsa, según convenga a cada situación, la creación de atmósferas opresivas y el lacerado humor, caracterizan a su maduro autor”.

 

Del artículo de Pedro J. de la Peña en el diario Las Provincias el 8-1-84 sobre El Gran danés: “ Es importante también por su actitud. Una posición ante las cosas, una manera de ver el mundo, plenamente moderna. E inevitablemente nos vienen a la cabeza los avances de percepción en la sensibilidad contemporánea que hayan podido producirse por obras como la de Kafka, la de Samuel Beckett o la de Onetti. Ese es el mundo de Vicente Puchol. (…) La historia de las convulsiones políticas del siglo XIX (…) y las más recientes del siglo XX, con los cambios de imagen necesarios para perpetuar una dominación preexistente, queda como la lección final –y magistral- que el novelista nos ofrece”.

 

Artículo de Juan de Dios Leal en el diario Levante, 4-02-1984 titulado El escritor Vicente Puchol, una revelación novelística: “Nos encontramos ante uno de los más sólidos novelistas españoles que han aparecido recientemente. (…) [El gran danés ] es la novela de lo atónito. La novela de un gran escritor que ha conseguido con El gran danés una galería de intrigas palaciegas para contar las intrigas de lo cotidiano, de cada día en la vivienda del vecino, en nuestra propia casa; de cómo el poder disfraza sus ambiciones para pervivir. Una sorprendente alegoría, del que no dudo en calificar como el más importante novelista que ha dado Valencia desde Vicente Blasco Ibáñez”.

 

Del artículo de José María Izquierdo en el Diario de Valencia del 03-03-82 titulado “Crates emancipa a Crates”,  un discurso sobre la soledad y el autoconocimiento: “Siempre es grata la lectura de una novela que nos saque de la monotonía y del aburrimiento que nos produce mucho de lo que se escribe (…) pero si además de divertirnos nos apasiona consiguiendo interesarnos, su mérito debe ser motivo de elogio. Crates emancipa a Crates es la ópera prima de Vicente Puchol. Novela de gran madurez donde el autor ha sabido elaborar, en tema de ficción, un discurso sobre la soledad y el autoconocimiento humano. (…) Desde el inicio de la novela se nos muestra el problema del autoconocimiento introspectivo, en la soledad del individuo, como salida liberadora de la “institución.”(…) La novela es excelente”.

 

- Del artículo de José María Izquierdo en el Diario de Valencia del 11-12-83 sobre “El gran Danés” titulado: “El cinismo como filosofía anticonvencional”: “Vicente Puchol, buen conocedor de la lógica de los negocios, por su profesión de jurista, altamente calificado, desentraña todas sus miserias. La oposición política y las propias autoridades municipales sucumbirán ante el protocolo del alcázar ducal, entrando en su propio juego —toda una alegoría de una experiencia que no nos es ajena—.  Y por último, cuando más inmersos estamos en lo que creemos son los entresijos argumentales de la novela, esto es, una supuesta ironía escéptica de la normalización de la sociedad, cuando, digo, estamos atentos al protocolo, todo salta por los aires quedando al descubierto en pocas páginas y con una velocidad de vértigo, la realidad y única razón de ser del juego de las convenciones, la materialización de los intereses económicos”.

 

 Del artículo de Las Provincias del 9-11-83 titulado “Otra generación perdida”: “Antes de que a los analfabetos funcionales les diera por escribir novelas había por aquí algo parecido a una generación de narradores en castellano muy apreciable, por más que nunca optaran al Nobel ni fueran abrumados por las multitudes lectoras de mini best sellers  mensuales. Hablo de gente como (…) Vicente Puchol, entre otros. Personas de una educación exquisita, y de cultura, supervivientes de tantas guerras como el coronel Aureliano Buendía, perdedores –ellos sí, reales- de todas ellas, y continuadores de una tradición culta  de la escritura que o se ha perdido o se desliza hacia el amaneramiento deliberado. Republicanos con clase que odiaban el franquismo que combatieron y lectores tempranos de Faulkner o Proust,  Melville o Conrad. Tal era su fe –sin duda, también errada- en la vida literaria. Y no como ahora.”

 

 En relación a su última novela publicada “Alguien soñó sobre una piel de toro” el periódico El País publica una entrevista con el autor titulada: “En realidad una novela es una vida”, el periodista Julio A. Máñez comenta: “Valenciano de entreguerras, Vicente Puchol es un caso singular en nuestra narrativa. Pulcro, exigente, hombre de una gran cultura, tiene la suerte de no depender de su producción literaria para vivir, de modo que escribe lo que quiere ajeno a las estridencias de mercado (…) Ahora acaba de publicar Alguien soñó sobre una piel de toro, una ficción sembrada de personajes históricos que es, en el fondo, una defensa pesimista de la libertad”.